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Las inversiones en energías renovables, redes inteligentes, almacenamiento de energía a gran escala y la transformación digital contribuyen a la lucha contra el cambio climático y a generar importantes oportunidades socio económicas, industriales y de generación de empleo en España. Pero para garantizar la sostenibilidad, la eficiencia y la competitividad hay que hacer inversiones.
Un informe de la CEOE de 2016 destinado al Departamento de Asuntos Económicos y Europeos admitió que el incremento de los costes ajenos al suministro de los últimos años llevó inexorablemente a una caída en la competitividad de la industria nacional al situar los pecios finales eléctricos que afrontaba nuestra industria en un rango superior al que teníamos una década atrás en relación al resto de los países de la UE. Componentes de la factura que desincentivaron la competitividad industrial.
Sin embargo, en 2018 Iberdrola ya destinó 267 millones de euros a I+D+i y prevé invertir 4.800 millones de euros en digitalización hasta 2022 redoblando sus inversiones alcanzando los 15.800 MW renovables instalados- y contribuir, así, a la descarbonización de la economía.
La compañía prevé desarrollar en España al menos 10.000 nuevos megavatios (MW) solares y eólicos hasta 2030. Unos años antes, para 2022, habrá puesto en marcha 3.000 MW renovables. En la actualidad, la compañía cuenta con más de 700 MW renovables en construcción, 2.500 MW en desarrollo y una cartera superior a 7.000 MW.
Una inversión destinada a promover que los precios de la energía sean asequibles para empresas y particulares.
El impulso de la movilidad y la electrificación del transporte como vía para la lucha contra el cambio climático tiene un papel indiscutible en este proceso, por lo que el Plan de Movilidad Sostenible prevé la instalación de 25.000 puntos de recarga en España hasta 2021, destinado tanto a hogares, como a empresas y en espacios públicos urbanos e interurbanos.
La transformación de las redes hacia una infraestructura inteligente está marcando un antes y un después en el proceso de descarbonización de la economía. La nueva distribuidora, i-DE, ha concluido la digitalización de su red de distribución con la instalación de casi 11 millones de contadores digitales en España; un proceso que pone al país a la vanguardia de la gestión inteligente de redes en el mundo y que ha representado una inversión de 2.000 millones de euros.
Los tres vectores fundamentales del proceso de transformación que vive el sector energético son la descarbonización, que lleva consigo un fuerte proceso de electrificación de la economía; los avances tecnológicos, que están permitiendo reducir los costes y crear nuevas oportunidades de negocio; y la mayor conectividad del consumidor, que le dota de un mayor protagonismo y capacidad de interacción.
En 2018, Iberdrola invirtió 267 millones de euros en I+D+i, un 8,5% más que en 2017, destinados principalmente a proyectos de redes inteligentes, generación de energía renovable, energía eólica marina, digitalización, nuevas tecnologías y nuevos modelos de negocio. En los últimos diez años, este volumen de recursos ha crecido alrededor de un 240%. Este hecho ha permitido a la compañía, además, convertirse en la energética española más innovadora y la tercera de Europa, según la clasificación anual de la Comisión Europea.
Fuente: La Opinión
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