LA MIRADA ESPECIAL DE UNA PERSONA ESPECIALMENTE ADMIRADA

David Lopera Gómez

"Dicen que el tiempo pasa más despacio cuando estás haciendo algo que disfrutas y que capta toda tu atención. Pues bien, aquella mañana, el tiempo se congeló por completo para los 30 jóvenes empresarios que tuvimos la inmensa fortuna de participar en la jornada que AJE organizó para visitar El Pozo". Don Tomás nos recibió a nuestra llegada y fue él quien nos explicó personalmente la empresa. Lo primero que me sorprendió, ver la ilusión con la que empezó a hablarnos... 

“Tenéis que gestionar cada minuto de vuestra vida”, estas fueron sus primeras palabras. Y de ahí en adelante, mientras nos contaba cómo era su empresa, nos habló de tantas cosas... Nos habló de valores empresariales, animándonos a realizar nuestros proyectos con perseverancia, trabajo, orden y honradez; nos habló de globalización, inspirándonos a ser los mejores del mundo; nos habló de trabajo en equipo, porque hoy en día no vale sólo con dos ojos, hacen falta más; de que el mundo es para gente con aspiraciones; de vocación personal; de knowhow; de tecnología y de la importancia de ser capaz de mantener el talento en tu empresa. 

No había frase que pronunciara que no mereciera la pena anotar, “el empresario es la persona que gestiona trabajo, ciencia y dinero”. Enlazaba una idea con otra... como que el empresario no sabe, el empresario conoce y coordina el saber de los demás, el de los especialistas, como un director de orquesta; que el empresario debe tener siempre presente que lo más importante de la empresa son las personas, por lo que debe velar para que cada persona esté en el puesto en el que mejor desarrolle sus valores; que los empresarios somos “jornaleros de problemas”; que, como empresarios, no debemos trabajar ¡debemos divertirnos!; que el trabajo no vale, vale el resultado del trabajo; o que triunfar en la vida es simplemente haber sabido sacar a la luz lo que llevas dentro. 

Aquella mañana hablamos sobre que todos somos herencia de nuestro pasado, pero que tenemos que vivir el presente, trabajando cada día para las necesidades que vendrán. Hablamos sobre qué es el éxito en la vida, sobre el triunfo y el fracaso, sobre las metas, sobre saber ponerse el listón a la medida, sobre el valor de lo conseguido hasta el momento y la ilusión por los sueños futuros. Sobre valores humanos, los positivos y los negativos. Sobre la suerte humana y la divina. Sobre el valor incalculable que tiene cada minuto de nuestra vida... 

Escucharle hablar era un regalo constante para nuestros oídos, pero si hay algo que me sorprendió sobre cualquier otra cosa, fue ver la presencia de obras de arte por toda la empresa, incluso los pasillos de las naves de producción estaban llenos de obras de arte, como si de un museo se tratara. Y este hecho me llamó tanto la atención por dos motivos... El primero, porque ¿cómo es posible, que el arte, que representa la máxima expresión de la libertad del hombre, se haya hecho hueco y esté presente en los pasillos de una fábrica de producción en cadena, donde se desarrolla un trabajo tan mecánico y condicionado que por el contrario, lo que representa es la ausencia de libertad? Este hecho, me pareció una poesía de un contraste tan abrumador, que me hizo pensar que detrás de eso había alguien realmente especial. Especial porque esos cuadros no estaban reservados, estaban colocados por los pasillos de la fábrica, píldoras de creatividad, de emoción y de libertad, para la visión y el disfrute de todos los trabajadores. 

Y el segundo motivo es que al contemplar aquello, pude ver con claridad que efectivamente la creatividad es el rasgo humano que marca la diferencia, y es que como muy bien explica Ken Robinson, experto internacional en temas relacionados con la enseñanza, la creatividad es la esencia de lo que significa ser humano, y en sus propias palabras... “La imaginación es lo que nos diferencia del resto de seres vivos, es la habilidad de pensar en cosas que no están presentes. La creatividad es un paso más allá, es poner en práctica la imaginación, para ser creativo tienes que hacer algo, es el proceso práctico de crear algo. Algo nuevo para ti. Y tiene que tener valor, por lo que requiere un juicio crítico constante. Se puede ser creativo con cualquier cosa que tenga que ver con la inteligencia humana: ciencia, matemáticas, diseño, relaciones, llevar un negocio...”; y pensando en estas palabras de Ken Robinson y al ver la empresa convertida en una galería de arte, ese canto a la creatividad, empecé a entender mejor su éxito personal y empresarial. 

Según Juan Antonio Santa-Cruz:

En Don Tomás Fuertes pude apreciar Generosidad por encima de todo, Respeto hacia las personas, Ilusión por su trabajo, Motivación por mejorar cada día, Humildad para poder mejorar, Inspiración para ir donde nadie ha llegado, Talento sin límites para conseguirlo y Creatividad para hacer lo que otros no hacen. En Don Tomás Fuertes pude encontrar... un ser humano excepcional. Y por cierto, un gran descubrimiento, por otra parte, fue su hijo Rafael, como se suele decir... de tal palo, tal astilla. Fue sumamente enriquecedora su visión sobre la empresa familiar y me dejaron completamente fascinado su visión, simpatía, naturalidad y claridad de ideas. 

Hubo un momento de la jornada en que Don Tomás nos dijo “cada uno de nosotros somos como un cofre con un tesoro en el interior, cerrado con candado, lleno de joyas en bruto”, y más adelante añadió “yo sólo os podría recomendar una cosa, que escarbéis en vosotros mismos”, y yo me pregunto, ¿acaso no es esta, la fórmula del éxito?. Yo ya llevaba algo de tiempo pensando sobre la idea de que el autoconocimiento es la clave para el desarrollo personal. También pienso que conocerse a si mismo no es algo que se haga en tres meses ni en un año, conocerse a si mismo es algo que se hace día a día, durante toda una vida. Es una forma de ser, una forma de vivir. Y ahora creo que, ser consciente de esta revelación, es como haber encontrado la llave del cofre al que hacía referencia Don Tomás, porque es la única manera de dedicar tu tiempo a lo que te gusta, a lo que te motiva y por tanto, de dedicar tu tiempo a sacar lo que llevas dentro, tu esencia, tu valor... 

Yo descubrí el autoconocimiento al hacer Escuela de Gestores con Inforges, recién cumplidos los 35 años. Y ahora que lo pienso, creo que fue ahí donde encontré la llave de mi cofre. 

Recuerdo sentir miedo al comenzar el curso, tras leer mi primer artículo de Automanagement escrito por Peter Drucker “El éxito en la economía del conocimiento”, sentí miedo de no ser capaz de conocerme a mi mismo. Y ahora, 4 años después, me he dado cuenta de lo fácil que es el autoconocimiento... tan sólo tienes que hacer y escuchar. Pero escucharte a ti mismo, a tus impulsos, a tus emociones, a tus deseos, a tu corazón. Es dejarte guiar por ti. Y esto sólo lo puedes hacer escuchándote a ti. Sintiendo tus emociones. Y cuando estés disfrutando, entonces, se consciente de ese momento, y pregúntate porqué, ya que... ¿no será, que estás puliendo alguna de tus joyas? 

En el fondo, se trata de cultivar tu propia sensibilidad y, una vez empiezas a desarrollarla, centrar el foco en ti, en lugar de en el exterior. 

Pensando sobre esto, me he dado cuenta, que no es casualidad que en los pasillos de las naves de trabajo de uno de los empresarios de más éxito de la Región haya una galería de arte tan grande como la de un museo. Esto, no es casualidad, esto, es sensibilidad. Me fascinó ver la ilusión con la que Don Tomás le contaba a Olga, Directora Territorial de Bankia, cómo pintaba Espinosa los cuadros con los dedos de sus manos. Y pensando sobre esto me he dado cuenta de otra cosa, que el hecho de que Espinosa, el pintor del “emocionismo”, tuviera presencia en casi todos los espacios de la empresa, eso tampoco es casualidad, eso, es mucha sensibilidad. Y es que, la relación entre Don Tomás Fuertes y la pintura de Don Luis Pérez Espinosa, deja de sorprender cuando uno piensa en las palabras que el propio Espinosa pronunció al contestar a la pregunta de qué es lo que caracterizaba su estilo: “mi estilo, el emocionismo, es pintar desde dentro hacia fuera y deformar la realidad con el máximo de belleza”. 

Betty Edwards, por otra parte, escribió en su libro “Aprender a dibujar con el lado derecho del cerebro”, que “El proceso de dibujar está tan relacionado con el proceso de la visión, que prácticamente no pueden separarse. La capacidad de dibujar depende de la capacidad de ver como lo hace un artista, una manera de ver puede enriquecer maravillosamente una vida”. 

Y Pensando en todas estas ideas, tras aquella jornada, después de ver a Don Tomás tocando los cuadros con la mirada iluminada, pensé... qué manera de ver tan maravillosa. Y entonces todo cobró sentido para mí, la clave de su éxito está en la sensibilidad que le da su mirada especial y es esa mirada la que lo ha convertido en una persona especialmente admirada. 

Juan Antonio Santa-Cruz, Director Gerente de Santa-Cruz Arquitectos.


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